A finales de 2024, la relación de las empresas con la inteligencia artificial cambió de forma decisiva. Lo que hasta hace poco generaba recelo- por miedo a la automatización, la pérdida de empleos o los errores tecnológicos- se ha convertido en un tema prioritario. Muchas organizaciones que antes apenas prestaban atención a este avance de la inteligencia artificial, ahora se apresuran a adoptarla, impulsadas más por el miedo a quedarse atrás que por una comprensión de su valor.
Este giro de parecer plantea una pregunta fundamental ¿qué ha motivado este cambio tan rápido, y cómo pueden las empresas abordar la IA de forma responsable, realista y con impacto a largo plazo?
De percibirse como amenaza a ser una aliada
Pese a los debates iniciales sobre la IA, marcados por la incertidumbre, el paso del tiempo ha demostrado que no estamos frente a una amenaza, sino ante una gran herramienta de transformación que nos puede ayudar. Este nuevo paradigma apunta a que esta herramienta revolucionará sectores completos, aportando mejoras en eficiencia, calidad de servicio y rentabilidad.
Establecer una hoja de ruta con objetivos claros
Para las grandes empresas lo importante es evitar la improvisación. La adopción de la IA debe seguir una hoja de ruta bien definida que contenga los recursos y pasos imprescindibles para poder llevar una una gran implementación de esta herramienta.
El punto de partida es definir unos objetivos y para ello es crucial hacerse preguntas: ¿qué procesos pueden optimizarse gracias a la IA?”; “¿en qué porcentaje podríamos mejorar las ventas?”, ”¿qué tareas podríamos automatizar sin sacrificar calidad?”, etc.
Aunque la tecnología evoluciona, los objetivos empresariales siguen siendo los mismos: servir lo mejor posible al cliente, crecer en ingresos, reducir costes, mejorar la rentabilidad… En este contexto, la IA debe entenderse como una herramienta que amplifica nuestras capacidades y acelera el camino hacia los objetivos. Lo importante es hacer un uso responsable de esta tecnología y buscar cómo puede ser funcional para la organización.
Un ejemplo muy claro es la nueva ola de agentes con IA, que vienen a ser lo que antes se conocía como ‘chatbots”. Estos estaban limitados tecnológicamente, mientras que los nuevos agentes son capaces de interactuar de forma natural, acceden a sistemas y usan herramientas para mejorar procesos como la contratación de productos financieros o reportar un siniestro de hogar.
Todo esto proporcionando una mejor experiencia al cliente, ya que funcionan 24/7 y cada día del año en diversas lenguas, a un coste menor y derivando a equipos especializados solo en casos muy complejos.
Al mismo tiempo, la IA está cambiando el papel de los equipos humanos en las empresas, liberando a los empleados de tareas repetitivas y permite que estos se centren en otras funciones más estratégicas. Por lo tanto, la IA se convierte en un apoyo para el empleado, que ayuda en tareas como responder a un consumidor o escribir informes.
IA a medida y acompañamiento estratégico
Ante esta situación, tener el acompañamiento adecuado es imprescindible, más que nunca. En Serimag llevamos más de 15 años liderando el desarrollo de soluciones de automatización de procesos de backoffice basadas en IA, hemos sido un actor clave en la transformación digital del sector financiero. Gracias, a nuestra tecnología propia, especializada en visión por computador y procesamiento de lenguajes natural, hemos ayudado a clientes como BBVA, Santander, Caixabank o ING, ahorrándoles millones de euros y ayudándoles a ofrecer una mejor experiencia.
Sabemos que una implementación exitosa de IA exige un análisis profundo, una integración adecuada y una buena gestión del cambio. Por ello, en Serimag, trabajamos junto a las empresas en cada etapa de este recorrido, desde la detección de necesidades hasta la puesta en producción. Gracias a la experiencia operativa real, podemos ver cómo se está extendiendo ahora a nuevos sectores como el asegurador, el sector público y el industrial. Este nuevo enfoque de consultoría tecnológica requiere de expertos no solo en las propias tecnologías en cuestión sinó en las operativas de cada sector, para poder desarrollar e implementar servicios personalizados que solucionen necesidades específicas.
A día de hoy, las organizaciones necesitan más que nunca claridad. Es fundamental que las empresas definan qué quieren lograr con la IA, cómo implementarla en los procesos y qué resultados se esperan a medio y largo plazo. No se trata de seguir una moda, sinó de tomar decisiones con conciencia, dar el paso con visión, metodología y resultados medibles. Entender la IA como una aliada estratégica marcará la diferencia entre adoptar la innovación de forma superficial o construir una transformación sólida, sostenible y rentable a largo plazo.